Podcast Tango argentino
Desde que comencé a tocar el bandoneón en abril de 1992, he conocido a tantos músicos y poetas interesantes que, como yo, vibran por el tango.
Hablar con ellos cambió mi vida. Para que estas entrevistas no acumulen polvo en mi desván, Rob Bangert como productor y yo como Anfitriona decidimos a principios de 2020 publicarlas en forma de podcast.
Queríamos hacerlos accesibles a todo el mundo. Nuestros oyentes están muy agradecidos por esto y escriben comentarios entusiastas sobre las diversas conversaciones. Ya están online alrededor de 50 episodios, que han sido descargados por casi 60.000 oyentes.
Ahora también tenemos un sitio web llamado www.tangodiario.com donde están disponibles las transcripciones de las entrevistas y otros productos que nos parecen interesantes. También puede descubrir mucha más información sobre los socios de entrevista individuales allí. Para que quieras escuchar estas emocionantes conversaciones en su totalidad, he seleccionado las citas más importantes. Aquí están las diez perlas más hermosas:
Osvaldo Pugliese: El tango como la vida, como las plantas, como el universo tiene que transformarse por obra de los nuevos valores y los nuevos talentos que van apareciendo. Así fue, es, el tango, desde que nació hasta el presente y seguirá de aquí hasta más adelante, de la misma manera, históricamente así.
Horacio Salgán: Y por sí, yo siempre digo que cada tango es una individualidad, es decir, cada tango no es parejo con todos los otros tangos, cada tango es especial. Y a veces se da eso en el mismo compositor. Porque, por ejemplo, en Bardi se da que tenía un tango muy chiquito, muy simple que se llamaba “Tía Rita”, muy simple ese tango. Y después tiene el tango como “Nunca tuvo novio”que es un tango muy elaborado; “El buey solo”, todos esos, eran una maravilla, Bardi. Nosotros a veces no nos explicamos cómo en tan pocos años, en 10 o 12 o 15 años, cuando se comienza a tocar el tango, aparecen estos compositores que hacen una obra, pero extraordinaria, recién creado el género tango, recién empezando el tango, concretando el tango. Bueno, y a los pocos 10 o 12 años esta gente escribe unas obras que no han sido superadas, ninguna de esas obras, ninguna.
Enrique Cadícamo: Así fue en el Tibidabo, un cabaret donde Troilo tocaba, que se llamaba Tibidabo, estaba en la calle Corrientes. El tocaba con su quinteto, era muy joven. Y de noche íbamos siempre con gente del ambiente, periodistas a escuchar y a tomar una copa, a bailar… Si también, pero no con la locura del bailarín, si no a estar ahí con la compañía de Pichuco, que lo queríamos mucho. Y un día me dijo “Mira, subí al altillo donde yo me visto arriba en el primer piso!” Y agarró el bandoneón y tocó “Garúa” .“¿te gusta?“ „Sí, es muy lindo“. „Bueno, bueno, empezá!“
Yo le saque la medida, lo que llamamos nosotros „monstruo”. El monstruo es, con palabras cualquieras, dentro de la medida musical y después eso se hace con palabras de verdad, palabras fantasmas. Saqué la medida. A los dos días pongo la letra a “Garúa”. Estaba perfecto.
Leopoldo Federico: Eso es como un equipo de deporte de fútbol o de rugby o de lo que sea. Cuando uno está jugando siempre juntos, de taquito juega. Yo sé dónde va ir él, como va a responder y si está atento o no está atento. Porque yo ahora en el Viejo Almacén, vino el otro día a verme uno de los músicos, el violinista.Mancuso se llama, porque vino a cobrar unos días que habían quedado de la última semana. Y él me comentaba, dice “Yo subo al palco, ya no como un trabajo, es como un divertimento.”
Porque yo me la pasaba, por ejemplo, cambiando, al revés lo que habíamos ensayado, por ejemplo, lo que era fuerte de sonido yo aflojaba con el bandoneón, lo preparaba no de golpe, no como una trampa. Pero creaba un clima y al otro compás ya todos estaban tocando suave lo que era fuerte, por ejemplo, y más ligero lo que era lento. Lo hacía como para divertirnos y estábamos todos atentos. Porque siempre hay alguno que está mirando la luna y cuando pasó ya llegó tarde. Nosotros nos divertíamos así en el palco.
Carlos García: Me sirvió para una cosa muy importante: nadie hace bien las cosas de otro lado. Todos respondemos a nuestra sangre, a nuestra raza, a nuestra… Buenos Aires tiene otro color. Y ese otro color no lo puedo definir como cuando usted encuentra… se lo digo cuando hablamos entre muchachos “Mirá que chica bonita!” Porque aparecen chicas bonitas. Pero cómo describe usted esa belleza? No encuentra palabras. Es difícil. Bueno, Buenos Aires tiene eso indefinible. No se puede definir. Pero tiene algo distinto…
Carlos García: Lo que pasa es que también con la vida que llevamos, no nos dedicamos a escuchar. Oímos nada más. No escuchamos. En las letras de los tangos, en tango Uno, por ejemplo, hay una frasecita que dice “Por un beso que no llega” en la letra “por un beso que no llega”. Y sigue la letra. No, no siga. Pare ahí.” Ese beso que no llega es el drama no de la Argentina, del mundo entero. Porque es el beso que uno quiere el que no llega. Y el tango Uno da la vuelta al mundo¿cierto?.Bueno, como eso, todo. Hay que escuchar. Hay que ponerse… si usted no encuentra con quién escuchar escúchelo sola. Pero métase dentro del personaje. Es la única manera. Y en la música es igual.
Emilio Balcarce: Había gente que se enloquecía por Gardel, pero todavía no nos habíamos dado cuenta de lo grande que era Gardel. Gardel fue creciendo inclusive después de su muerte. Aportó fraseo. Él cantaba sobre el vacío del ritmo, se marcaba el ritmo y él largaba la frase en la mitad. Esas cosas, ese fraseo tan especial lo hizo él, Gardel. Y después la expresión, la manera de decir las cosas, en fin: hablar de Gardel… hay que hablar mucho tiempo. Además mejor que hablar de Gardel es escucharlo y escucharlo con mucha atención.
Nelly Omar: No tengo predilección, pero si tuve en una época y reconozco que yo tengo muchas grabaciones que le he hecho a Homero Manzi, como poeta. Me parece que Manzi se destacó en todo, porque además fue uno que nunca habló mal de la mujer, siempre valoró a la mujer. Y bueno se adaptaba más a mi temperamento también las canciones que Manzi hacía. Ultimamente no he grabado de los de ahora, porque me han parecido muy superficiales las letras. En cambio, las de Manzi tienen poesía.
Julián Plaza: Una cosa es tocar bien un instrumento y tocar solo; y otra es tocar con una orquesta, donde hay que dejar de lado lo que uno toca solo sin control a lo que te marcan ahí.
“No, esto va así”, “Hay que comenzar todos juntos.” “Hay que parar cuando se marca”. Entonces eso se logra en una orquesta, por ejemplo, en orquestas clásicas – hay orquestas juveniles comúnmente en todos los países – y ahí aprenden para llegar después a tocar en una sinfónica titular.
Attilio Stampone: El tango es una globabilidad. Es la mejor danza que hay de pareja. Esto ya ni se discute. Y para que pueda ser bailado tiene que haber orquestas que toquen para que la gente baile. El tango tiene los poetas o los creadores más importantes, digamos, de música popular. La poesía en el tango es casi una obra de teatro. Tiene principio, desarrollo y un fin.Los poetas como Manzi, como Castillo, como Homero Expósito y me voy a olvidar de muchos, son poetas que, si no hubiesen sido musicalizados, hubiesen sido famosos de haber sido editadas sus poesías. Lo que pasa es que, cuando uno habla de Manzi, asocia “Malena” y tararaea “Malena” interiormente. Y tiene un vuelo e la música que le permite que lo toquen un trío o una sinfónica haciendo tango.
Horacio Malvicino: Piazzolla había tomado una serie de recaudos de – por ejemplo llevarlo a uno de los ensayos a don Osvaldo Pugliese, que ya era todo una figura importantísima dentro de la música popular, para que escuchara al grupo y para que opinara si estábamos en una buena corriente, si era realmente tango.
TANGO ARGENTINO
Helena Rüegg & Rob Bangert